miércoles, 10 de enero de 2018

La dicha es mucha en la ducha

     -Bliss ist viel in der dusche….- cantaba nuestro conocido filósofo, mientras se relajaba en la bañera.

Sería una tarde relajante. Sólo dedicarse a flotar. Estiró su mano para darle un trago a su cerveza, sin abrir los ojos, porque sabía que la había dejado a su alcance, del lado derecho. Sin embargo, sintió una calidez desconocida rozando su antebrazo. Una calidez que no tenía lugar y que jamás había sentido; una calidez que lejos de asustarlo, le hizo abrir los ojos e incorporarse a averiguar.

     -Was?...- Exclamó anonadado.

Una burbuja que le podría caber en la palma de la mano flotaba a su lado e irradiaba un calor muy agradable.

     -Berta!.. Sie müssen das sehen! - gritó mientras salía de la bañera, cuidando no chocar con la burbuja
     -Ich bin beschäftigt!- le contestó su mujer, del otro lado de la puerta.

Nietzsche se amarró una toalla blanca a la cintura y apuró su cerveza para poder analizar al extraño visitante más de cerca. La burbuja había comenzado a crecer y ahora hacía calor en todo el baño. Sin embargo, sintió más curiosidad que miedo y juntó un poco de agua entre las manos y se la arrojó a aquél extraño objeto. Ahora comenzó a crecer más rápido y a despedir pequeños rayos de energía roja desconocida.
Ahora sí lo había sobrecogido el temor. Quiso dirigirse a la puerta, pero la entidad lo siguió hasta colocarse entre la salida y él para impedírselo. Desafiante como siempre había sido, tomó un banquito de madera para intentar hacer a un lado al visitante

     -Außerhalb!-Le gritó mientras la amenazaba con el banco a la esfera que ahora centelleaba azul.

La burbuja ahora no sólo centelleaba, si no que empezó a succionar con mucha fuerza, tanta que le arrebató el banco de las manos y ahora intentaba absorberlo a él.

     -HILFE!... BERTA!- gritó mientras se detenía del retrete

La esfera lo succionó de una sola vez y todo lo que quedó de él en aquél cuarto de baño fue la humedad de sus huellas en el suelo. Cerró sus ojos al sentir que caía en un infinito vacío que aceleraba cada vez más, despeinando su bigote.
En unos instantes cayó al frío suelo metálico de una oscura habitación sin ventanas.

     -Hilfe!... Gibt es jemanden dort?- Preguntó Friedrich, golpeando la pared metálica más cercana.

Escuchó como se abría una puerta y por la rendija se colaba luz. Era evidente que ya no se encontraba en el cuarto de baño de su hogar.

     -El experimento fue un éxito… Wilkomen, Herr Nietzsche!- Le estrechó una mano un joven vestido totalmente de negro.
     -Wer bist du? ... Wo bin ich? ... Wie bin ich hierher gekommen?- Le cuestionó al joven, mientras se incorporaba e intentaba volver a acomodarse la toalla.
     -Warten… warten- le contestó mientras extendía la palma de su mano, ofreciéndole un auricular con micrófono integrado, haciéndole la seña con la otra mano de que pusiera el adminículo en su oreja derecha.

Intrigado, siguió la instrucción que le habían dado.

     -¿Quién eres?... ¿Cómo llegué aquí?- preguntó Nietzsche, y una voz metálica y monótona hizo de intérprete a través de una bocina localizada a unos metros de él, fuera de la cápsula metálica que acababa de abandonar.
     -Bienvenido, maestro, mi nombre es Rafael. Estamos en el continente Americano, en México, para ser más precisos, esta es la oficina del Partido Humanitario. Lo trajimos aquí para que nos honre con sus conocimientos.

El aparato que se había colocado en la oreja era un traductor en tiempo real. Ahora podía escuchar una traducción en alemán a través del auricular.

     -¿Qué carajo?... ¿Usted inventó todo esto?...- le cuestionó genuinamente intrigado.
     -No exactamente
     -¡Cómo se atreve a sacarme así de mi hogar!... Creo que usted es el que debe compartir su conocimiento conmigo primero… ¡Los viajes en barco tardan semanas y esto fue en un instante!... ¡Y este aparato traductor!... No sabía que tenían esto en América…
     -Bueno, no exactamente… verá… ahora hay cosas más…
     -¿Ahora?
     -Sí… esto es el año 2017. Lo necesitamos para una campaña política que basaremos en sus escritos, sobre todo…
     -¡Válgame!... Usted me está tomando el pelo… casi 200 años en el tiempo… eso no lo creo. ¡Exijo una explicación!... ¡Y ropa!- Lo fulminó con una mirada asesina mientras acomodaba su bigote
     -Tranquilo, acompáñeme… aquí tengo algo de ropa que podría quedarle…tome lo que necesite…

Lo dirigió a una habitación para darle más privacidad. El joven de negro se sentó en una silla que colocó a lado de la puerta para poder seguir conversando con él.

     -Es todo un honor tenerlo aquí, maestro
     -¿Me va a explicar cómo llegué aquí?- le respondió a través de la bocina.
     -Eso no es importante, Herr Nietzsche… nos tiene que ayudar a una campaña política.
     -¿Campaña política?... Bueno, nunca me ha entusiasmado mucho la idea, pero si acepto, tendrá que responder a todo lo que le pregunte y prometer que me va a regresar a mi hogar
     -Hecho.

El hombre de negro sonrió de oreja a oreja. Nada podría detener al partido si contaban con un ideólogo tan importante. Ya podía verse a sí mismo dando su discurso de toma de posesión en el palacio de gobierno.

     -Oiga, qué curiosa bandera tiene aquí colgada en la cabecera de su cama… es una letra “Y” con una línea horizontal cruzando la parte baja… además veo que también tiene una esvástica del otro lado… no sabía que el budismo había llegado a América…
     -¿Budismo?... ah, sí, claro… Bueno, el otro símbolo es el símbolo de una organización de tantas a las que pertenezco…-le contestó nervioso el hombre de negro al filósofo- pero bueno… le voy contando de qué va mi propuesta política. Sé que le va a llamar la atención. Es lo del super hombre. Usted sabe, el hombre superior que tiene el derecho de tomar la voluntad superior sobre las razas inferiores. De tomar lo que nos pertenece sin arrepentirnos, porque somos superiores…
     -¿Pero qué imbecilidad está diciendo?... de eso no trata lo del superhombre, no sea idiota.
     -P-pe-pero… la raza superior, el hombre superior…
     -No, no, no… ¿Alguna vez ha leído algo que yo haya escrito?...
     -No, bueno, no exactamente usted, pero inspirado en usted…-le contestó muy nervioso, con la voz temblorosa- alguien que quiso limpiar al mundo de inferiores comenzando por Europa… varios años después… su legado fue muy importante… nosotros queremos seguir con eso… así de importante es su legado…
     -¿Limpiar al mundo de indeseables?... ¿De qué está hablando?
     -A-a-a-adolf Hitler… quiso que el mundo fuera sólo de los super hombres, maestro…
     -Ay, mierda… ¡No escribí nada de eso!- le contestó furioso mientras abría la puerta. Se había puesto una camiseta de Iron Maiden, unos pantalones de mezclilla y unos tennis deportivos para jugar fútbol que encontró a los pies de la cama.
     -¿Entonces no me va a ayudar?...- le contestó intentando fingir una sonrisa y haciendo una reverencia
     -No. Usted no sabe nada. La comprensión lectora está muerta. Usted la mató.


Friedrich Nietzsche se quitó el aparato de la oreja, azotó la puerta y salió para no volver más a ese laboratorio.